Los autores clásicos nos han transmitido noticias antiguas acerca de una raza mítica de mujeres que habría habitado en las tierras del Cáucaso y de Asia Menor, alejadas de las hombres, y dedicadas sobre todo a la caza y a la guerra. Las amazonas, de las que se dice que mataban a sus hijos varones y que solamente de manera ocasional cohabitaban con los hombres, constituían para los griegos un pueblo bárbaro cuyas costumbres eran ajenas a las de la cultura helena. De estas mujeres se dice en los viejos mitos que para poder manejar el arco con facilidad no dudaban, incluso, en hacerse amputar su seno derecho.
Sostiene la leyenda que Teseo, rey legendario de Atenas, se enamoró de Antíope, reina de las amazonas, a la que raptó llegando a tener con ella un hijo, al que llamarían Hipólito. Las amazonas, en venganza por el secuestro de Antíope, iniciaron la guerra con Atenas, llegando a invadir el Ática y poniendo en asedio la ciudad.
En el curso del enfrentamiento con los atenienses, las amazonas, a las que se consideraba especialmente devotas de la diosa Artemisa de Éfeso, con la que compartían tanto el amor por la caza como el desinterés por los hombres, habrían de ser brutalmente derrotadas por las gentes de Teseo. Ese es el motivo de que desde esos alejados tiempos los artistas han venido representando, una y otra vez, a las amazonas como bellas y aguerridas mujeres que a pesar de luchar con heroísmo habrían terminado siendo siempre vencidas por los hombres.
Es así frecuente encontrar imágenes de amazonas guerreras que son reproducidas como mujeres vencidas, heridas o incluso muertas, como en el caso de la Amazona muerta que se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. En tiempos más próximos, Rubens sería autor de un lienzo en el que inmersa en un gran sentido de movimiento se ofrece la imagen de estas mujeres cuando están siendo derrotadas por los griegos.
Por la Historia Natural de Plinio tenemos noticias de que cuando corría el año 440 a.C., se convocó un concurso de artistas a los que se pidió que creasen la imagen de una amazona que habría de acompañar a la diosa Artemisa en su santuario de Éfeso. Se dice que fueron llamados los grandes escultores del momento, entre ellos Fidias, Policleto y Crésilas, resultando vencedor tras ardua votación la imagen creada por Policleto.
En nuestros tiempos se piensa que existen tres representaciones escultóricas de amazonas que podrían responder al modelo que creó Policleto. Del primero, existe una copia en el Museo Vaticano; del segundo, existe otra en los Museos Capitolinos, y del tercero, finalmente, conocido como Amazona Sciarra se habrían conservado cuatro ejemplares, entre ellos la imagen encontrada en las excavaciones de Écija, encontrándose los otros tres en la Gliptoteca de Copenhague, el Museo de Berlín y el Museo Metropolitano de Nueva York. En suma, la Amazona de Écija sería una de las seis representaciones, todas ellas excepcionales, que podrían responder en todo el mundo al canon del modelo que Policleto creó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario